viernes, 1 de julio de 2011

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Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

CAPÍTULO XVI

PÁGINAS LÍRICAS

(Simbologías de Jorge Isaac)

Es siempre un empeño del autor, en todas sus obras, divulgar de algún modo, sus poesías, cuya vena principal emana de su libro: “Espiras Colosales”, publicado el año 2,007.

Jorge Isaac Febres Cateriano

(Lugar; Antofagasta-Chile).

Autor de dos libros de poesías: “Fuegos Fatuos” y “Espiras Colosales”, y, además, el drama inédito intitulado: “Tarde”.


POEMAS

Estas rimas fueron premiadas el año 2 002, en el concurso auspiciado por la Universidad de San Agustín y el Instituto Nacional de Cultural, Filial Arequipa, a nivel profesional. Los sonetos asumen un gran contenido filosófico y cristiano; mis décimas o espinelas, enclaustran poco más o menos, un tácito sesgo humorístico.

263

Jorge Isaac Febres Cateriano

MARFIL

Dios que todo lo ve y que está en todas partes

sabe que mi pecado no merece perdón,

pero sabe también que mi pena es tan grande

que impetra conmovida su Conmiseración.

Esta alma y este cuerpo ya nada, nada valen,

porque el cuerpo en el vicio agotó su vigor

y puso en abandono el alma en un instante

de clamoroso olvido las leyes del Señor.

Yo mismo no me explico porqué secreto arcano

en lugar de ser bueno, fui malo, malo, malo

y destrocé mi porvenir.

Piedad, Señor, por esta que es obra de tus Manos

el instante en que te hable con los brazos cruzados

y el pecho de marfil.

264

Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

MINUTO

He vivido el minuto de la isla sin marca

y desolada de Robinsón Crusoé

cuando puso en la roca atalaya su pie

y creyó distinguir sobre el mar una barca

Una barca tal como la que miró el Tetrarca

cuando danzó delante desnuda Salomé,

quien al posar sus labios sobre los fríos de

Juan, ardorosamente,…posó los de la Parca!

Duda alguna no cabe de que toda zozobra

de fantástica tropa de demonios es obra;

pero menos, ni asomo, de que en vano me quejo

cuando el íntimo fuero, como nítido espejo,

atestigua y condena implacable los ríos

turbulentos sin cuento de mis locos desvíos.

265

Jorge Isaac Febres Cateriano

SÁTIRA

- Tú, imaginario vate famoso

que en un soneto más todavía,

con tu talento maravilloso

y tu admirable cortesanía,

como protesta del mal odioso

que Voltaire hizo con su obra impía,

le fulminaste, todo un coloso,

sobre tu testa maldición fría;

tú, que esto hiciste, varón ilustre,

de los hidalgos prez, honra y lustre;

tú, que esto hiciste, trémulo rato,

tú no podrías, tú, superarle,

y acaso menos, ni desatarle

ni la correa de su zapato!

266

Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

NOCHE DE TIERRA

Hoy te he visto Selene en tu noche de Tierra

melancólica y pálida,

como enfermo yacente en su lecho postrero

sin ninguna esperanza.

Solo un débil destello de tu cuarto menguante

casi extinto indicaba

en tu enorme tristeza al pasar a ser Nueva

que tenías un alma.

Si la Luna que sabe que su muerte es un tránsito

se acongoja y alarma,

y después devendrá sobre el cielo estrellado

más luciente y más clara,

¿qué más raro que tiemble, sin saber lo que espera,

la sufriente alma humana?

267

Jorge Isaac Febres Cateriano

ARCILLA

A las dos o tres horas de la larga jornada

cuyo término se hunde en la vasta extensión,

el viajero camina, la cabeza inclinada,

como si musitase una canción.

Y a los dos o tres pasos de su vaga mirada

una forma imprecisa de una dulce visión

pasó rápida, como si estuviese apurada

y lo hallase impetuosa a un país de ilusión.

Fue tan bella esa forma, tan viviente y tan pura

toda envuelta en el tul de una azul vestidura,

que su espíritu fuése tras de la idealidad;

con ceguez desconsoladora,

y será tuyo el nuevo día

con la sonrisa de la aurora.

268

Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

LA GUILLOTINA

Al lujoso balcón asomada

la rica heredera,

fija la mirada

en el hombre de la charretera.

Y a la máquina “Singer” sentada

la mínima obrera,

toda ensimismada

en la larga y al par dulce espera.

El Teniente a la dicha se inclina

do está claramente;

mas duda el Teniente,

o sin duda acaso,

endereza el paso

a la guillotina!

269

Jorge Isaac Febres Cateriano

REFUGIO

Desde el lecho en que yago postrado

a Dios alzo mi triste lamento.

¡Ah! que el hombre tan solo se acuerde

de Dios cuando se encuentra en el lecho.

En combate con sordas pasiones

se imagina de pie sempiterno

y tan solo cuando oye la ronda

de las sombras asáltale el miedo.

¡Ah! pobre alma que vas caminado

por la vida, sin luz, descentrada,

una boya buscando tu mano;

deja a un lado las vanas palabras

y si quieres salvarte, sé llanto,

porque Dios siempre acoge las lágrimas.

270

Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

EL DRAGÓN

Por la fluida llanura de las depravaciones

que el vestido de luces de los goces alegra,

de la Grande Ramera acoplada al espectro

va el Dragón que vio Juan de las siete cabezas.

Fatigado camina por el peso ominoso

de los siglos que lleva conmoviendo la tierra

cual si fuese el remedo del caballo de Atila

que donde pone el casco no renace la hierba.

¡Ya no más el Diluvio ni el cautil de Sodoma

que evitar no pudieron al artículo al hilo

del insulto de Cam y el incesto de Lot!

Porque es tal el origen del humano desvío

que el remedio seguro no será sino cuando

se reforme el sistema de la edénica unión!

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Jorge Isaac Febres Cateriano

MIRADAS

I

La recuerdo muy bien. Fue al mediodía

del amplio comedor en un recodo,

cuando al perfil del Carnaval que había

una loca alegría puesto en todo

y una antigua y tenaz melancolía

en el pecho del pobre Cuasimodo.

Tu mirada cruzase con la mía

cual las ondas de Hertz de un electrodo.

Bien recuerdo tu rubia cabellera

y tus ojos azules; y la quimera

de la amada perdida y encontrada;

el silbido del tren; el desconsuelo

de la pronta partida… pero el cielo

en la pura emoción de una mirada!

272

Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

II

Esta amada que tengo, murmuré, es una amada

tan sencilla, tan buena, tan suave y tan bella,

que es el vivo retrato de la imagen forjada

por la mente alocada; esta es ella, esta es ella!

Era tal el fulgor de su ardiente mirada,

penetrada en mi pecho como viva centella,

que esta es, dije, aquella alma, largamente buscada,

más radiante y más pura que la más linda estrella.

- Te equivocas, me dijo, una voz que venía

más allá de los siglos, más allá de la muerte;

te equivocas, iluso, mira claro y advierte

que esa luz que te llena de tan grande alegría

y contemplas de esa alma en el fondo grabada

no es, tal vez, nada más que una vacua mirada!

273

Jorge Isaac Febres Cateriano

III

No me mires, mujer, con tan grave mirada

como si un cataclismo revelara inminente;

mírame llanamente, como lo hace la fuente

con la imagen que tiene en su seno grabada.

Porque el agua que corre entre peñas airada

es, si más tumultuosa, mucho menos clemente;

mírame, sin pavor ni favor, claramente

como el manto de luz de la noche estrellada.

Tal que sea tu amor nada más que un instinto

natural, sin el traje que le pone distinto

el común artificio de estudiada consigna;

que no sé por qué pienso que esa acaso si fuera

una forma de amar sin espanto, sincera,

más humana, más dulce, más durable y más digna.

274

Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

AL FIN

¿Por qué menos la estrofa es elocuente

cuando canta la dicha que el dolor?

¿Por qué brota una vez como un torrente

y otra tiene manillas en redor?

¿Por qué ahora que al fin súbitamente

ha llamado a mis puertas al Amor?

se revela el vocablo tenazmente

y ni un ritmo me sale a mi sabor.

La dicha no se luce ni pregona

porque solo es cabal cuando aprisiona

en silencio su muda adoración.

Y por eso pagar tanta ventura

solo puedo, amor mío, y tu ternura

consagrándote todo el Corazón

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Jorge Isaac Febres Cateriano

LA LLAGA DE MÁS

Ayer cansado del maltrato

con que me agobia mi destino

sentéme a meditar un rato

en una piedra del camino.

Y dije: - Si fuiste un ingrato

con Dios y tu propio destino

¿por qué te quejas del mandato

que ordena el designio divino?

Protesto, grité; más a mí

venía la imagen de Cristo

como nunca la había visto…

- Señor, ¿por qué vienes así?

- Hijo, vengo porque esta llaga

de más, la abriste con tu daga.

276

Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

LA PARTIDA

En un rincón de la alameda

donde el follaje es más tupido

entretenido está Cupido

con un jubón de fina seda.

Sin que curarlo nadie pueda

sufre el Amor cuando es fingido

o se le obliga a un entendido

de lo que pasa y nada queda.

Ella, temblando de despecho,

con su desdén hinche su pecho

como movida de un resorte;

y con un rictus de amargura

entre los labios, sin premura

fosca la faz, parte sin Norte…

277

Jorge Isaac Febres Cateriano

ESPÍRITA

Más sufre el alma cuando nace un niño

que cuando un viejo se disgrega y muere,

porque el salto es enorme

de ser libre a quedar entre redes.

¿Triste gemido de dolor no exhala

cuando en yugo de carne se adormece

y un hálito de paz, cuando alza el vuelo,

en el yerto cadáver no florece?

Una alma que nace: quejido sensible.

Otra alma que muere: sonrisa invisible.

¿Por qué? Porque sabe

de cierto: -

¡que nacer es la muerte del espíritu vivo

y morir es la vida del espíritu muerto

278

Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

¡DESIERTO!

Después de tanto clamor y llanto

por una Amada santificada

que en mis ensueños alborozada,

me prodigase todo su encanto,

y en los momentos de hondo quebranto

de que preñada va la jornada,

en una madre transfigurada,

me cobijase bajo su manto;

en vez de aquella divina llama

que en cuanto toca de amor inflama

y sublimiza todo deseo,

hallé tan solo la desolada

e inespontánea caricia helada

en el desierto del Himeneo!

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Jorge Isaac Febres Cateriano

DILEMA

Con conmovida voz dijo el esteta:-

esta alma que traspuso a toda hora

el breviario de Amor, esta alma ahora

a tus plantas, mujer, se halla sujeta.

Esta alma que encontró solo repleta

la copa del placer agotadora

y jamás el amor, hacia otra aurora

las alas tiende al fin, turbada, inquieta.

Porque es tal el amor que tú, tú sola,

has sabido inspirarle, que se inmola

sobre tu ara propicia, de tal suerte,

que es fatal el dilema que persigo

de la vida vivir solo contigo

y sin ti preferir solo la muerte.

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Historia y Arqueología del Antiguo Perú I

ROSITA

Sentada, la cabeza entre las manos,

Rosita está en un banco de la vía;

recuerda cuántos jóvenes galanes

sus favores pedían a porfía,

cuando plena de encantos sobrehumanos

a sus plantas el mundo se ponía,

y hoy, marchita la tez, los pelos canos,

trocada en un guiñapo se veía.

Sobre el pecho una tilde purpurina

dibujó de la aguja la morfina;

en el labio sin voz, suspenso un grito;

y horadando los ámbitos desiertos

unos ojos tremendamente abiertos

como una imprecación al Infinito!

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Jorge Isaac Febres Cateriano

AMOR

El hombre que conquista a la mujer

está perdido;

el que paso la allana sin presura,

¡ése ha vencido!

La mujer ha nacido para ser

fiel compañera;

la que olímpico mando adrede aflora,

¡ésa que muera!

El amor no se impone ni se inventa,

ni se compra con oro, ni por oro

se da en venta.

Amor solo es aquel que no sabe

cómo empieza –sol fijo o bien meteoro-

¡ni como acabe!

282

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