miércoles, 27 de julio de 2011

Monografia de la Provincia de Castilla: Monografia de la Provincia de Castilla: Monografia...

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REMEMBRANZAS CASTILLANAS

VISITA AL PUEBLO DE CORIRE, EN EL UBÉRRIMO VALLE DE MAJES

En noviembre último visitamos Corire, con mi hija Silvia Melisa, pasamos hasta el lugar denominado “EL OCHO”, para comprar piscos. Después de adquirir algunas botellas, y saborear los vinos, gracias a la amabilidad de Blanca Díaz, su propietaria, nos dirigimos hacia el río, lugar paradisíaco donde se goza con el paisaje y el agradable sabor de los camarones; al pasar por el vetusto puente, pudimos apreciar y le comenté a mi hija: El lugar sería más hermoso y atractivo, si las autoridades y los propietarios de restaurantes se preocuparan un poco más de su cuidado, y, para beneplácito de los turistas, sería bueno construir una defensa ribereña, hacer un puente moderno y mejorar la carretera.

El famoso río Majes se ha “paseado” y dañado extensas zonas de cultivo. La sabia naturaleza, viene castigando año a año, la desidia de sus autoridades, que duermen el sueño de los justos; y disculpen la falsa modestia, los Febres Cateriano, especialmente José y este humilde servidor, que tiene el privilegio de escribir esta Monografía, miramos con pena y nostalgia, como vienen desapareciendo estos hermosos y fecundos terrenos, particularmente los fundos “Llutis”, “Sacramento” y “Tomaca”, por la fuerza devastadora del río. Nosotros somos humildes herederos de José Domingo Febres Zúñiga, dueño de dichos latifundios de más de 400 topos, e imaginamos, que tal vez la mano de Dios, ha actuado justicieramente, mediante sus caudalosas corrientes, “comiendo” estos terrenos a gente advenediza, que sin tener derecho alguno usufructuaron dichos bienes ajenos.

EL LATIFUNDIO DE CANTAS

La finca Cantas, situada en el Pago de Pedregal y en la margen oriental del río, cerca de los terrenos ya citados, fue también propiedad de un tío abuelo don Miguel de Febres, proclive a regalar cosechas de uvas y licores, especialmente vinos y frutas a determinados conventos y monasterios del Departamento de Arequipa, según leí con atención su interesante Testamento. Mandaba recuas de mulas cargadas con odres del apreciado licor. Posteriormente esta inmensa hacienda, pasó a manos del Convento de Santo Domingo, con el nombre de “Sociedad Literaria”.

Los frailes vendieron la propiedad de 500 topos, al suizo don Federico Kruschener, en la suma de 500 mil dólares... A la muerte de este agricultor,

heredó la hacienda su anciana compañera, de origen alemán, llamada María, ex esposa del “gringo” Fritz Gnamn. Don Federico murió de cáncer a la pierna izquierda, por un clavo alojado en su zapato, y que lamentablemente por sus múltiples ocupaciones no se atendió a tiempo.

Federico era ingeniero agrónomo y por lo tanto un excelente agricultor, que vino desde Suiza, su país de origen a buscar un mejor porvenir. Condujo varios fundos agrícolas antes de establecerse en Cantas. Trabajó en Marán y fue arrendatario del Fundo “San Jerómino” (El Monte), de propiedad de mi padre.

Tuvo como administrador al inseparable Nelson Montalvo, su asistente hasta el final de sus días. Nelson quedó como socio cooperativista de Cantas, subsistiendo hasta la fecha.

Por su avanzada edad y por su incapacidad física para manejar la hacienda, la rica y doblemente “viuda” María, dejó todo en manos de los que estuvieron a su cuidado; después éstos se convirtieron en propietarios, constituyéndose la próspera y famosa Cooperativa Agraria Cantas.

ASESINATO DE FRITZ GNAMN

La historia de Gnamn se asemeja un poco a la de Kruschener, con la diferencia de que al súbdito de los Nazis, lo eliminaron por picaflor, a la edad de 75 años. Sus cuantiosos bienes también corrieron la misma suerte de su congénere europeo. Contaban que María se vino al Perú con Fritz Gnamn, escapando de los celos y la rabia de su hermana de sangre, real esposa y fiel compañera de éste ingrato… Más tarde, en el Valle de Majes procedió de igual manera, dejando a su buena suerte a María, por la joven Isabel, otra “princesita”, que fue la amante que gozó y aprovechó de sus frutos y bienes materiales. Al enterarse Federico que la pobre María regresaba decepcionada a su tierra, por la traición de Fritz, viajó a Lima y la trajo de vuelta al Valle, convirtiéndola en compañera inseparable hasta el final de sus días. Para no alargar las aventuras donjuanescas de Fritz, les voy a relatar a la volada lo más interesante: A Fritz Gnamn lo asesinaron por el año de 1 950, en un corto sendero cubierto de sauces frondosos, cerca de su casa y del poblado de Corire. Dos o tres horas después de visitar a su amada la joven Carmen Cateriano (18), con quien se iba a casar.

El crimen ocurrió como a las once de la noche, muriendo el fornido alemán de cinco balazos, propinados a quemarropa y sin miramientos por Flavio Gamero, un estudiante secundario que a penas cumplía 18 años de edad, y perteneciente al Colegio Nacional San Luís Gonzaga de Chuquibamba. El móvil, vengar el honor mancillado de su hermana Julia de 20 años, mujer a quien el gringo cortejaba y engañaba prometiéndole futuro matrimonio. El joven cometió el delito obedeciendo a su madre, después de un sorteo y durante el macabro conciliábulo familiar.

El susodicho bajó al lugar de los hechos (Uraca-Corire) al término de las labores escolares, en un carro de la leche Gloria, como a las 5 de la tarde, volviéndose inmediatamente después de haber cometido su delito, en el mismo carro lechero, como a las doce o una de la mañana, tratando de engañar a la justicia, presentándose a su Colegio al día siguiente. El descubrimiento del autor, resultó un enigma y un verdadero rompecabezas. Después de un tiempo, dieron con el asesino gracias a la intervención oportuna de un Guardia Civil de apellido Huatuco, vecino de esta familia, que supuso la ausencia de los otros “autores”, relacionada con el crimen, pues fugaron a Pucusana, refugiándose en casa de Ciro González, un hermano por madre.

El crimen fue planeado y concertado con todos los agravantes, y su autor principal sufrió luego la encerrona de doce años de penitenciaría, en el Panóptico de Lima y su otro hermano mayor de nombre Víctor, 6 años de prisión que los cumplió en la cárcel de Arequipa. La madre y su hija, motivo de la discordia, también sufrieron carcelería por espacio de más de tres años. Flavio, el criminal, salió libre antes de cumplir la condena gracias a la ayuda de su familiar y paisana Doña María Delgado de Odría, esposa del General Manuel A. Odría, quien se encontraba a la sazón al frente de la Presidencia de la República.

Por aquellos años, en la década de 1 950, me encontraba estudiando medicina en la Universidad de San Marcos de Lima y al enterarme por los periódicos del triste suceso escribí un poema titulado “EL GRINGO”, con la finalidad de perennizar este hecho penoso y sentido por los pobladores de Majes, donde el gringo Gnamn gozaba de mucha estimación por sus dotes de caballerosidad. Consigno la décima o espinela a fin de que el sagaz lector se forme una idea más concreta, y dice así:

EL GRINGO (Fritz Gnamn)

(HISTÓRICO)

Pasando un gringo a través

de un bosquecillo sombrío,

un extraño escalofrío

sintió de cabeza a pies.

Dos o tres horas después,

de visitar a su amada,

en la misma encrucijada

y en el mismísimo punto

tendido quedó difunto

de una feroz puñalada.

UN CASO CURIOSO, DE AMOR “IMPOSIBLE”, EN NUESTRAS VIDAS…

“Es realmente imposible evaluar y estimar debidamente la vida”

Roger Bacon.

Voy a aprovechar esta circunstancia especial, para relatar lo siguiente: En mis vacaciones de 1 950, retorné de Lima a mi querido Majes y, tenía en esa época, 22 años de edad. Fue cuando me topé con Carmen (la misma prima de la trágica historia de amor), en la Ciudad de Aplao. Parece que por evitar roces con la amante de Fritz Gnamn, la no menos atractiva Julia, enviaron a la querida Carmencita a pasar una temporada en casa de su hermano Jorge. Para entretenerla y olvidara los sinsabores de su romántica juventud, le asignaron la administración de la Agencia de Transportes “Apaza”.

Debido al parentesco y simpatía, empecé a frecuentar su oficina, de manera que nos entreteníamos, jugando o contándonos aventuras. De pronto resultamos convertidos en tiernos enamorados; pero con sinceridad, yo no sabía de su noviazgo con Gnamn, ni mucho menos de sus problemas, hasta que por último me enteré de sus amoríos serios y delicados.

Por tal razón, consideré oportuno alejarme por un tiempo, pero a pesar de todo, nuevamente asomé por su trabajo, y ocurrió lo inesperado pues el enorme teutón nos sorprendió conversando animadamente y abrazados demasiado cerca, e inmediatamente Carmencita acudió con inusual ligereza hacia él, pero dicho señor se retiro serio y movió su blanca cabeza diciendo: “¡Ccagamba!…Mucho cuidado, jovencito, Cagmencita es mí novia y nadie me va a aguebatag, cagamba… ¡ha pues!”…

Para esto, yo no tenía ningún conocimiento al respecto de que el gringo era de armas tomar y que portaba su revolver, por eso me tranquilicé, y menos mal no pasó nada. Después de este incidente Carmen y yo aprovechamos del cumpleaños de su cuñado Carlos González, quien vivía en el Pago de Torán, para pasear y disfrutar de sus buenos vinos. Con algo de intuición, comuniqué la noticia y motivo de la invitación a mi hermano José en Corire y fuimos como a las 10 de la mañana en un camión del hacendado Palacios, en compañía de las hermanas de Carlos (eran 4 ó 5, muy unidas, simpáticas y cariñosas); almorzamos y bailamos; todo era alegría, festejos y brindis, y más jarras con vino de la pródiga Bodega, en honor del “Santo”; yo me pasé de copas y me llevaron a descansar, en una habitación oscura, al lado de otros invitados, que también corrieron la misma suerte.

Serían las 8 de la noche cuando me despertaron apresurados, sobre todo José, que empezó a buscarme sobresaltado. ¿Que habría sucedido?, pensé un momento, y me alarmo; diciéndome Pepe: “¡Ha llegado el gringo Gnamn!... y te está buscando, viene con un revolver y además está muy molesto y un poco mareado”.

De inmediato procedimos a escondernos fuera de la casa y nos orientamos por una luces hacia la vivienda de un señor Vilchez; salimos a tropezones y abrazados con Pepe por donde se encontraba el Trapiche de molienda de caña de azúcar, y cuando de pronto ¡OH! sorpresa, empezamos a rodar, dándonos interminables volteretas, por un barranco de regular profundidad lleno de bagazo, hasta que un árbol frondoso nos detuvo al pie de una acequia. Este hecho nos produjo cierta hilaridad o ataque de risa, a pesar del miedo que sentíamos, y nos incorporamos a duras penas, caminamos por unos matorrales y de pronto nos topamos con unas tinajas; José trataba de pasar pero yo no podía porque seguía abrazado de él y no veíamos casi nada (los dos usamos lentes), además estos enormes recipientes de barro, estaban colocados muy juntos, apenas para una sola persona, y mi hermano no me soltaba abrazándome con fuerza del cuello.

Por último llegamos donde el señor Filamir Vilchez donde también festejaban otro cumpleaños. Al día siguiente nos buscaban y nos enteramos que el gringo regresó, esa misma noche, a pie hasta su fundo “El Retiro” en Bellevista, distante unos 12 Km. más o menos.

Así ocurrió esta pequeña historia que encierra un mensaje parecido al de la jerga que usamos: “Goles que no haces, goles que te hacen”, y en el caso aludido: “Disparos que no haces, disparos que te hacen”. Penosamente, este fue el final del triste y solitario súbdito alemán; ¡ah!... me olvidaba, gracias a Dios por guardarme sano y salvo.

BRUJAS Y BRUJERÍAS DEL VALLE

Crean o no los incrédulos, pero yo creo en las brujas y en las brujerías, de lo contrario no me ocuparía de este tema. Conocí brujas en mi tierra y voy a citar casos concretos, para muestra un botón, la bruja “Midicho” (Domitila Pérez), que salía por las noches a buscar sapos para realizar sus maleficios. Una vez la sorprendí como a las doce de la noche en una chacra de”El Cenicero”, debajo de un árbol en actitud sospechosa, jugando, conversando y reprendiendo a numerosos sapos. Su aspecto terrorífico, con su enorme jorobaza y doblada hasta casi tocar el suelo, de dientes sobresalientes, de labio inferior descolgado y muy grueso, además portaba con dificultad en sus manos un candil y un vetusto bastón. Su figura de noche era peor que la del “jorobado de París”. De día era sociable y muy amena conversadora, frecuentaba mi Farmacia para hablarme de su juventud y de su niñez. Era oriunda de Cotahuasi y en el Valle de Majes trabajaba sola y de noche, una pequeña parcela de su propiedad. Caso por demás raro y curioso en esta laya de mujeres.

El referido Dr. González, salvó de morir a una bruja de Huancarqui, que logró fugar de la furia del pueblo, con dirección a la Ciudad de Aplao, pues pretendían quemarla.viva y que felizmente alcanzó a refugiarse de milagro en su consultorio Recuerdo de mi niñez, este episodio que se me quedaría gravado en la memoria para siempre. Decían que el “Galeno” curaba muy bien la mancha blanca y también de otros matices, y que para tratar de ganar mayor clientela, trabajaba mediante arreglos ocultos y nada santos con estas temibles mujeres: “Las brujas daban la ccara o mancha y el especialista se encargaba de curarla”.

Dicen que la Inquisición fue impuesta para combatir la herejía, y la brujería entre otras, no sólo deshizo la vida del culpable, sino que castigó también a inocentes, concluyendo que no había existido brujas hasta que se escribió y habló acerca de ellas.

En el progresista pueblo de Corire también existían brujas, como ya lo consignara anteriormente, una de ellas conocida con el apelativo de “La pisa candela”, y la otra congénere como la Virola . De ambas paso a relatar dos hechos curiosos. “La pisa candela” era mi vecina cercana y un día llegó a mi Botica con su nieta muy grave, a consecuencia de una afección broncopulmonar; entonces yo atiné de inmediato a prepararle una inyección, cuando de pronto observo que la tal “bruja” se desmaya con la criatura en los brazos. ¿Qué suponen amables lectores, que pudo haber sucedido?..., la respuesta es que la pobre mujer era alérgica, y cayó al instante de sólo ver el frasquito que guardaba el polvo blanco. La otra respuesta también es muy clara: éste antibiótico y también el neosalvarsán servían para curar la mancha blanca, y mucho mejor aún si se trataba la común de colores (roja, morada, negra, rosada, etc.), y como las brujas la daban era lógico suponer el efecto causado en ellas al ver el remedio que amenazaba constituir la contra.

A los pocos días de este hecho, como cosa del demonio, a la supuesta bruja le tocó viajar a Aplao, enferma también, a consecuencia de haber cogido una fuerte pulmonía “sorda”; como era susceptible al “antídoto”, opté después de no poca meditación por enviarla al Hospital, recomendándole como era lógico en este caso, sobre el riesgo que podría correr con la inyección, ya que era el remedio específico y de uso habitual.

El médico de la Capital, Dr. Jorge Morales, sin obedecer la advertencia, y con la certeza de gran facultativo, la dijo: ¡“No pasa nada señora, le voy a recetar, para evitar este riesgo, una dosis pediátrica”!; y luego, pasado un buen rato, cuando el inocente boticario Amilcar, obedeciendo al doctor, le aplicara la consabida media dosis del conocido Broncopen para niños, ocurrió lo que tenía que suceder, la pobre mujer falleció irreparablemente.

Cuando postulé para ocupar la Alcaldía de Corire, en el año de 1 963, la “Bruja” Auristela, un rato antes de las votaciones me entregó un papelito y me dijo: “es un Credo, pero escrito al revés, léalo reservadamente y su triunfo está asegurado”. Yo me olvidé del asunto y cuando concluyeron los escrutinios la “bendita” bruja se acercó, muy alegre, a felicitarme.

El sabio Antonio Raymondi, por el año de 1 862 visitó los tres distritos del Valle de Majes: Aplao, Uraca- Corire y Huancarqui. En su obra “El Perú”, Tomo I, refiere lo siguiente: “El Valle de Majes se ha hecho notable también por una enfermedad cutánea particular llamada Ccara, que consiste en manchas de diferentes formas y matices que salen en el cuerpo, pero principalmente en el rostro. Lo digno de atención es que en el lugar se cree que esta enfermedad se produce artificialmente por medio de bebidas, como la chicha preparada de cierto modo”.

El médico González oriundo del Callao y que ejercía en el Valle, explicó que la Ccara, Mancha o Vitíligo de la piel era producida por una bacteria: “El Treponema ccaratum” ( el causante de la sífilis se denomina Treponema pallidum), que el sapo la tiene como reservorio en su aparato digestivo y urinario, explicando el por qué hubo tantos manchados en el Valle de Majes (ahora se viene presentando igualmente esta temible enfermedad en el Valle costeño de Camaná), y continuó diciendo: “Hasta hace algunas décadas atrás el camarón abundaba en el río Majes, en tal cantidad, que cualquier persona iba a las acequias o al río, a las partes menos profundas, lugares donde abundaban también, los sapos, y en unos cuantos minutos llevaban cantidad de camarones, lo suficiente para poder preparar un cebiche o una ocopa, ambos platos eran preparados con los camarones crudos, camarones que viven o tienen su hábitat debajo de las piedras del río, junto con los sapos; es por eso que familias enteras, resultaban manchadas de repente”.

Esta conjugación de factores, camarón, sapos y abundancia, hicieron posible que se den todas las condiciones para que en el Valle de Majes y especialmente en Huancarqui, dada su característica de prodigalidad; para que se desarrolle la Ccara, más que en otras partes del País; lo cual le dio a Huancarqui la fama de tierra de las brujas; injustamente por supuesto, ya que en este lugar abundan más bien las mujeres bellas, sociables y de buen corazón.

La mancha de diferentes matices fue erradica totalmente, en el Valle de Majes, gracias a la aparición de la penicilina. El doctor Silvio Sánchez natural de Viraco, fue el feliz y dichoso descubridor, de manera casual, de esta panacea muy eficaz, para despintar a tantos sufridos paisanos. Trató a un manchado de neumonía y al poco tiempo, para alegría de sus familiares, esta persona volvió a mostrar su color natural.

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