viernes, 22 de marzo de 2013

(continuación)

¡Por la derecha, por la izquierda! viva Chile! estamos en la cumbre del morro Solar. ¿Eres tú aún, Luis?
-Sí, mi comandante.
-Coloca un galón a tu kepí.
-Un millón de gracias mi comandante, y además hasta Lima.
Truena el cañón a las puertas de la orgullosa capital. Adelante, adelante, por la derecha, por la izquierda a paso de carga.

¿Quién era el que saltó aquella muralla?
_¡Yo, mi comandante.
-¡Siempre tú, capitán!
Me hizo capitán. Alabado sea Dios.
¡Yo capitán! Laura! Laura, mi Laura, va a estar orgullosa de mí.
La campaña ha terminado; tengo mi licencia. El camino hasta Chile es largo, pero la esperanza va lejos. Allá detras de aquellos mares está Chile y mi pueblo.
¡Suenen las campanas para nuestra boda!
Llegó en el mes de las flores y sin embargo no percibo el ramo florido que Laura acostumbraba darme en otros días más dichosos.
Había concluído el jardín por dejación de su cuidadora, sus ramas dispersas yacían por el suelo. Habían concluído las flores de mis jóvenes ternuras.

-¿Por qué repican Ernesto?
-Para una boda señor capitán. Ernesto ya no me reconocía. ¿Una boda? Ernesto decir la verdad. Los novios subían las gradas de la iglesia. La novia era Laura, mi Laura, alegre y risueña y más bella que en otros tiempos, subía las gradas con una sonrisa encantadora. Carlos mi encargado, mi hermano de leche era el novio. A mi alrededor las personas decían: Se aman mucho, se aman mucho.
-¿Y Laura olvidó a Luis?, pregunté.
¿Qué Luis? Capitán, me respondieron.
Me habían olvidado en mi pueblo, no solamente Laura que tanto lloró mi partida al norte.
Me olvidó Laura. Mi hermano de leche me traicionó.
Yo perdoné a ambos.
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Antonio Urquieta, Recuerdos de la vida de campaña de la Guerra del Pacífico, Imprenta Calle Juárez, Santiago, 1 909, tomo II, pp. 92 - 97.
Selección de Paz Larraín Mira y Ángel Soto, Anécdotas de la Guerra del Pacífico.

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