lunes, 24 de enero de 2011

Monografia de la Provincia de Castilla: Monografia de la Provincia de Castilla: Monografia...

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OBSESIÓN

Por: Jorge Isaac Febres Cateriano

Era yo más feliz cuando estaba en la nada

sin el conocimiento de la propia existencia

y sin la carga de esta máquina complicada

mezcla rara de sombra y de clarividencia.

Cuando envuelto en la bruma de la Eterna Mirada

ene siglos estuve sin ninguna conciencia

y sin el sobresalto de la atroz evidencia

de que un día la máquina será disgregada.

¿Quién sufrió desde el día en que fue el Universo

hasta aquel otro día en que en carne caduca

sin que medie consenso o con él fue converso?

¿Quién sufrió? Yo no sé porqué causa ignorada

la tenaz obsesión se me aferra en la nuca

de que fui más feliz cuando estuve en la Nada.

IRIS

Dulce amada a la par festiva y doliente

cual mi sueño inefable hubo fingido;

fantasía hecha carne iridiscente

de explosiones de amor inaprendido.

En el marco divino de tu frente

mi puro primer beso fue esculpido

y en tu boca estival, húmeda, ardiente

ledamente lo hallé correspondido.

Y en la mórbida curva de tu pecho

recliné mi cabeza un día a plomo

y tú la acariciaste, leve, como

una hermana mayor lo hubiese hecho

o una madre que pone su infinito

cariño sobre su hijo pequeñito!

LA CALLE DE MERCADERES

(La Hora Inquieta)

La calle de Mercaderes

repleta bulle de gente

cada cual indiferente

tras sus propios menesteres.

Hombres y lindas mujeres

de mirada refulgente

circulan como un torrente

y agitados mercaderes.

Autos y coches de lujo

pasaban en flujo y reflujo

consumiendo la hora inquieta;

y entre ellos como alocada

devorando la calzada

la fea motocicleta

LENTE HUMANA

Murió la niña columbina

en la flor de su edad,

cuando su risa cristalina

rutilaba en su heredad;

cuando la pátina divina

de su innata bondad

era cual rubia heraldina

de su felicidad.

Sobre la etérea trayectoria

hallóla digna de la gloria

el Padre Celestial;

empero, la antigua serpiente,

con fino silbido, hincó el diente

en su destello virginal.

RENACIMIENTO

(San Juan, 3 -3)

Señor, cómo quisiera nacer de nuevo para,

impávido en la senda del Bien y la Verdad,

poder quebrar la vara desatentada y cara

de inútil experiencia de toda vanidad.

Que la vida segunda no más se malgastara

en un insuperado clamor de vacuidad

y que como un torrente de Luz desparramara

sobre la Humanidad.

He aquí mi gran anhelo, Señor que estás velando

los vivos y los muertos con el freno

de tu divina Voluntad,

de modo que me fuese más firme el paso cuando,

contando con tu gracia, penetre dentro del seno

de tu Santidad.

PENA

Tengo una pena grande, muy grande,

que se me ahoga dentro del pecho.

¿Cómo la diré, Dios mío? ¿Cómo?

Es como la luz y es un secreto.

Una pena, en prisión la sindéresis,

de haber puesto letal retroceso,

en lugar de mirífico avance,

en la ruta que lleva al Silencio.

Al Silencio inefable que espera

a las almas que quieren ser puras,

a las almas que quieren ser fuertes;

a las almas que no se detienen

ni entorpecen haciendo locuras

en ningún escalón de la prueba!

Arequipa, 24 de enero de 2011

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