viernes, 30 de marzo de 2012

monografía de la provincia de castilla

La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

VI
PÁGINAS LÍRICAS I
(Simbologías de Jorge Isaac)

Es siempre un empeño del autor, en todas sus obras, divulgar de algún modo, sus poesías, cuya vena principal emana de su libro: “Espiras Colosales”,  publicado el año 2,007.
Jorge Isaac Febres Cateriano
(Lugar; Antofagasta-Chile).
Autor de dos libros de poesías: “Fuegos Fatuos” y “Espiras Colosales”, y, además, el drama inédito intitulado: “Tarde”.

POEMAS
Estas rimas fueron premiadas el año 2 002, en el concurso auspiciado por la Universidad de San Agustín y el Instituto Nacional de Cultural, Filial Arequipa, a nivel profesional. Los sonetos asumen un gran contenido filosófico y cristiano; mis décimas o espinelas, enclaustran poco más o menos, un tácito sesgo humorístico.

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Jorge Isaac Febres Cateriano

MARFIL

Dios que todo lo ve y que está en todas partes
sabe que mi pecado no merece perdón,
pero sabe también que mi pena es tan grande
que impetra conmovida su Conmiseración.

Esta alma y este cuerpo ya nada, nada valen,
porque el cuerpo en el vicio agotó su vigor
y puso en abandono el alma en un instante
de clamoroso olvido las leyes del Señor.

Yo mismo no me explico porqué secreto arcano
en lugar de ser bueno, fui malo, malo, malo
y destrocé mi porvenir.

Piedad, Señor, por esta que es obra de tus Manos
el instante en que te hable con los brazos cruzados
y el pecho de marfil.
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

MINUTO

He vivido el minuto de la isla sin marca
y desolada de Robinsón Crusoé
cuando puso en la roca atalaya su pie
y  creyó distinguir sobre el mar una barca

Una barca tal como la que miró el Tetrarca
cuando danzó delante desnuda Salomé,
quien al posar sus labios sobre los fríos de
Juan, ardorosamente,…posó los de la Parca!

Duda alguna no cabe de que toda zozobra
de fantástica tropa de demonios es obra;
pero menos, ni asomo, de que en vano me quejo

cuando el íntimo fuero, como nítido espejo,
atestigua y condena implacable los ríos
turbulentos sin cuento de mis locos desvíos.
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Jorge Isaac Febres Cateriano

SÁTIRA

-        Tú, imaginario vate famoso
que en un soneto más todavía,
con tu talento maravilloso
y tu admirable cortesanía,

como protesta del mal odioso
que Voltaire hizo con su obra impía,
le fulminaste, todo un coloso,
sobre tu testa maldición fría;

tú, que esto hiciste, varón ilustre,
de los hidalgos prez, honra y lustre;
tú, que esto hiciste, trémulo rato,

tú no podrías, tú, superarle,
y acaso menos, ni desatarle
ni la correa de su zapato!
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

NOCHE DE TIERRA

Hoy te he visto Selene en tu noche de Tierra
melancólica y pálida,
como  enfermo yacente en su lecho postrero
sin ninguna esperanza.

Solo un débil destello de tu cuarto menguante
casi extinto indicaba
en tu enorme tristeza al pasar a ser Nueva
que tenías un alma.

Si la Luna que sabe que su  muerte es un tránsito
se acongoja y alarma,
y después devendrá sobre el cielo estrellado

más luciente y más clara,
¿qué más raro que tiemble, sin saber lo que espera,
la sufriente alma humana?
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Jorge Isaac Febres Cateriano

ARCILLA

A las dos o tres horas de la larga jornada
cuyo término se hunde en la vasta extensión,
el viajero camina, la cabeza inclinada,
como si musitase una canción.

Y a los dos o tres pasos de su vaga mirada
una forma imprecisa de una dulce visión
pasó rápida, como si estuviese apurada
y lo hallase impetuosa a un país de ilusión.

Fue tan bella esa forma, tan viviente y tan pura
toda envuelta en el tul de una azul vestidura,
que su espíritu fuése tras de la idealidad;

con ceguez desconsoladora,
y será tuyo el nuevo día
con la sonrisa de la aurora.
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

LA GUILLOTINA

Al lujoso balcón asomada
la rica heredera,
fija la mirada
en el hombre de la charretera.

Y a la máquina “Singer” sentada
la mínima obrera,
toda ensimismada
en la larga y al par dulce espera.

El Teniente a la dicha se inclina
do está claramente;
mas duda el Teniente,

o sin duda acaso,
endereza el paso
a la guillotina!
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Jorge Isaac Febres Cateriano

REFUGIO

Desde el lecho en que yago postrado
a Dios alzo mi triste lamento.
¡Ah! que el hombre tan solo se acuerde
de Dios cuando se encuentra en el lecho.

En combate con sordas pasiones
se imagina de pie sempiterno
y tan solo cuando oye la ronda
de las sombras asáltale el miedo.

¡Ah! pobre alma que vas caminado
por la vida, sin luz, descentrada,
una boya buscando tu mano;

deja a un lado las vanas palabras
y si quieres salvarte, sé llanto,
porque Dios siempre acoge las lágrimas.
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

EL DRAGÓN

Por la fluida llanura de las depravaciones
que el vestido de luces de los goces alegra,
de la Grande Ramera acoplada al espectro
va el Dragón que vio Juan de las siete cabezas.

Fatigado camina por el peso ominoso
de los siglos que lleva conmoviendo la tierra
cual si fuese el remedo del caballo de Atila
que donde pone el casco no renace la hierba.

¡Ya no más el Diluvio ni el cautil de Sodoma
que evitar no pudieron al artículo al hilo
del insulto de Cam y el incesto de Lot!

Porque es tal el origen del humano desvío
que el remedio seguro no será sino cuando
se reforme el sistema de la edénica unión!
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Jorge Isaac Febres Cateriano

MIRADAS
I
La recuerdo muy bien. Fue al mediodía
del amplio comedor en un recodo,
cuando al perfil del Carnaval que había
una loca alegría puesto en todo

y una antigua y tenaz melancolía
en el pecho del pobre Cuasimodo.
Tu mirada cruzase con la mía
cual las ondas de Hertz de un electrodo.

Bien recuerdo tu rubia cabellera
y tus ojos azules; y la quimera
de la amada perdida y encontrada;

el silbido del tren; el desconsuelo
de la pronta partida… pero el cielo
en la pura emoción de una mirada!
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

II

Esta amada que tengo,  murmuré, es una amada
tan sencilla, tan buena, tan suave y tan bella,
que es el vivo retrato de la imagen forjada
por la mente alocada; esta es ella, esta es ella!

Era tal el fulgor de su ardiente mirada,
penetrada en mi pecho como viva centella,
que esta es, dije, aquella alma, largamente buscada,
más radiante y más pura que la más linda estrella.

-        Te equivocas, me dijo, una voz que venía
más allá de los siglos, más allá de la muerte;
te equivocas, iluso, mira claro y advierte

que esa luz que te llena de tan grande alegría
y contemplas de esa alma en el fondo grabada
no es, tal vez, nada más que una vacua mirada!
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Jorge Isaac Febres Cateriano

III

No me mires, mujer, con tan grave mirada
como si un cataclismo revelara inminente;
mírame llanamente, como lo hace la fuente
con la imagen que tiene en su seno grabada.

Porque el agua que corre entre peñas airada
es, si más tumultuosa, mucho menos clemente;
mírame, sin pavor ni favor, claramente
como el manto de luz de la noche estrellada.

Tal que sea tu amor nada más que un instinto
natural, sin el traje que le pone distinto
el común artificio de estudiada consigna;

que no sé por qué pienso que esa acaso si fuera
una forma de amar sin espanto, sincera,
más humana, más dulce, más durable y más digna.
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

AL FIN

¿Por qué menos la estrofa es elocuente
cuando canta la dicha que el dolor?
¿Por qué brota una vez como un torrente
y otra tiene manillas en redor?

¿Por qué ahora que al fin súbitamente
ha llamado a mis puertas al Amor?
se revela el vocablo tenazmente
y ni un ritmo me sale a mi sabor.

La dicha no se luce ni pregona
porque solo es cabal cuando aprisiona
en silencio su muda adoración.

Y por eso pagar tanta ventura
solo puedo, amor mío, y tu ternura
consagrándote todo el Corazón
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Jorge Isaac Febres Cateriano

LA LLAGA DE MÁS

Ayer cansado del maltrato
con que me agobia mi destino
sentéme a meditar un rato
en una piedra del camino.

Y dije: - Si fuiste un ingrato
con Dios y tu propio destino
¿por qué te quejas del mandato
 que ordena el designio divino?

Protesto, grité; más a mí
venía la imagen de Cristo
como nunca la había visto…

-        Señor, ¿por qué vienes así?
- Hijo, vengo porque esta llaga
de más, la abriste con tu daga.
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

LA PARTIDA

En un rincón de la alameda
donde el follaje es más tupido
entretenido está Cupido
con un jubón de fina seda.

Sin que curarlo nadie pueda
sufre el Amor cuando es fingido
o se le obliga a un entendido
de lo que pasa y nada queda.

Ella, temblando de despecho,
con su desdén hinche su pecho
como movida de un resorte;

y con un rictus de amargura
entre los labios, sin premura
fosca la faz, parte sin Norte…
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Jorge Isaac Febres Cateriano

ESPÍRITA

Más sufre el alma cuando nace un niño
que cuando un viejo se disgrega y muere,
porque el salto es enorme
de ser libre a quedar entre redes.

¿Triste gemido de dolor no exhala
cuando en yugo de carne se adormece
y un hálito de paz, cuando alza el vuelo,
en el yerto cadáver no florece?

Una alma que nace: quejido sensible.
Otra alma que muere: sonrisa invisible.
¿Por qué? Porque sabe

de cierto: -
¡que nacer es la muerte del espíritu vivo
y morir es la vida del espíritu muerto
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

¡DESIERTO!

Después de tanto clamor y llanto
por una Amada santificada
que en mis ensueños alborozada,
me prodigase todo su encanto,

y en los momentos de hondo quebranto
de que preñada va la jornada,
en una madre transfigurada,
me cobijase bajo su manto;

en vez de aquella divina llama
que en cuanto toca de amor inflama
y sublimiza todo deseo,

hallé tan solo la desolada
e inespontánea caricia helada
en el desierto del Himeneo!
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Jorge Isaac Febres Cateriano

DILEMA

Con conmovida voz dijo el esteta:-
esta alma que traspuso a toda hora
el breviario de Amor, esta alma ahora
a tus plantas, mujer, se halla sujeta.

Esta alma que encontró solo repleta
la copa del placer agotadora
y jamás el amor, hacia otra aurora
las alas tiende al fin, turbada, inquieta.

Porque es tal el amor que tú, tú sola,
has sabido inspirarle, que se inmola
sobre tu ara propicia, de tal suerte,

que es fatal el dilema que persigo
de la vida vivir solo contigo
y sin ti preferir solo la muerte.
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La Genealogía del Clan Cateriano en el Perú III

ROSINA

Sentada, la cabeza entre las manos,
 Rosina está en un banco de la vía;
recuerda cuántos jóvenes galanes
sus favores pedían a porfía,

cuando plena de encantos sobrehumanos
a sus plantas el mundo se ponía,
y hoy, marchita la tez, los pelos canos,
trocada en un guiñapo se veía.

Sobre el pecho una tilde purpurina
dibujó de la aguja la morfina;
en el labio sin voz, suspenso un  grito;

y horadando los ámbitos desiertos
unos ojos tremendamente abiertos
como una imprecación al Infinito!
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Jorge Isaac Febres Cateriano

AMOR

El hombre que conquista a la mujer
está perdido;
el que paso la allana sin presura,
¡ése ha vencido!

La mujer ha nacido para ser
 fiel compañera;
la que olímpico mando adrede aflora,
¡ésa que muera!

El amor no se impone ni se inventa,
ni se compra con oro, ni por oro
se da en venta.

Amor solo es aquel que no sabe
cómo empieza –sol fijo o  bien meteoro-
¡ni como acabe!
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