viernes, 1 de junio de 2012

historia y arqueología de la región arequipa

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PROVINCIA DE LA UNIÓN


Es tal vez, la provincia menos conocida y menos visitada de la Región de Arequipa, debido, especialmente, a la dificultad de las comunicaciones y distancia que separa de la Blanca Ciudad; que bien podría convertirse en un centro turístico de primer orden, por la variedad de atractivos turísticos que posee. Esta región estuvo poblada por diferentes tribus, como los Tullas, los Allcas, los Cotahuasis, los Guaynacotas, los Chancas, etc., que han dejado múltiples ruinas que esperan un estudio serio y profundo por parte de los arqueólogos, antropólogos, científicos e historiadores en general.

Entre estas ruinas podemos mencionar: las de Maucallacta, en Puica; las de Tulla, en las alturas de Taurisma; San Andrés, en  la parte alta de Mungui; de Isicca, cerca de Huarhua; Cañapampa, Huito, Patacapilla, Ccayahuata, Chollota, etc. Los incas no llegaron nunca a someter totalmente a estas tribus. Los españoles arribaron probablemente, alrededor de 1 545. En 1 600 ya se explotaba la minería en grandes proporciones. Habiendo sido creado como provincia el 4 de Mayo de 1 835.

Cotahuasi es conocida como la Región del “Waylla Rupaj” que significa “Las Praderas que queman”.

La historia del valle de Cotahuasi, se inicia con la aparición del hombre primitivo andino 8 000 a 10 000 años AC y se perfila con la expansión del imperio Wari en el año 500 AC.
HISTORIA Y LEYENDA

En el siglo XI  comienza la decadencia Wari, los Chancas, invaden y arrasan las comarcas de Cotahuasi que por entonces se ubicaron en las partes altas. A principios del siglo XIII, el Inca Cápac Yupanqui en su afán de castigar a los Condesuyos, llegaron a la temible región del “Waylla Rupaj” presumiblemente por la gran existencia de abundantes afloraciones de las aguas
                                                                                Parte baja del río en pleno Cañón

termales con altas temperaturas, de gases, vapores y ruidos subterráneos y por la vivencia de diabólicas divinidades como la de  “Warak’aya” o la “Onda de la Muerte”; o el “Wuaman Rupaj” o “Ave que quema”; los mismos que se arrastraban hirviendo por todos sus ríos hermosos y leyendas que cuentan de estos fenómenos; como el de la princesa india de piedra que hila y ccla el ropaje azul de lo cuatro guerreros incas vencidos en el Tawa Wara, , pues era la volcánica región de Cotahuasi.

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Ruta y Recursos Turísticos

La ruta que conduce al valle y cañón de Cotahuasi se inicia en la ciudad de Arequipa, que después de un recorrido de 180 km se llega a Aplao y de allí, a la altura del anexo de Acoy, se toma el desvío de la carretera,  felizmente también asfaltada hasta Chuquibamba, unos 50 km aproximadamente, lugar donde se aprecia en toda su magnificencia el coloso Coropuna (6 425 msnm); la ruta avanza bordeando el macizo nevado, hasta llegar al punto más alto, Pallarcocha a 5 100 msnm del cual lentamente se comienza a bajar divisando desde allí el nevado Solimana (6 093 msnm) y se llega al lugar llamado “Sique”, que sirve para repartición de los pueblos de Chichas (famoso por sus ricas paltas) y Salamanca, rebautizado por los españoles, pues antes se denominaba Saramarca.

Seguidamente, se llega al pueblo de Arma del cual parte la desviación hacia Andagua (lugar de los 85 volcanes) y las minas “Buenaventura” de Orcopampa, en la Provincia de Castilla. Luego, continuando el recorrido a La Unión (Cotahuasi), se pasa por “Huaytapampa”, donde se encuentra gran cantidad de Guallatas (ganso andino), Visca Grande y Visca Chica, para llegar  la cima del cerro “Allahuay”. Desde este punto se divisa en toda su imponencia el valle y el cañón de Cotahuasi; habiendo recorrido desde Chuquibamba unos 145 Km de increíbles y maravillosos paisajes de ésta zona alto andina de la Región Arequipa. Desde Cotahuasi para poder visitar el Cañón, hay que tomar acémilas.

CAÑÓN DE COTAHUASI

Es éste un atajo impresionante que el río Cotahuasi ha excavado en las estribaciones del coloso Solimana. Un corte muy profundo, lleno de recovecos y meandros, con montañas desplomadas por la carcoma del río, con paredes verticales que se pierden en el abismo, con andenes caprichosos que parecen colgar de las alturas, con gran número de cascadas y saltos de agua, todo cubierto de vegetación silvestre alternada con los cultivos propios de la región.

El pueblo de Cotahuasi apenas es perceptible en el fondo lejano, como unos p untos blancos insignificantes. La carretera empieza en el descenso en un zigzag interminable y después de una hora en vehículo se puede llegar al pueblo. A media altura hay un cerro sombrío, “El Huiñau”, que se levanta imponente sobre el valle.

Mientras se desciende, la flora es una vegetación abundante y florida con la preciosa cantuta, las fucsias, la retama, dando la impresión de un extenso jardín silvestre cultivado por la misma naturaleza. Más abajo, las densas masas de eucaliptos, álamos y sauces, alternan con el verde esmeralda de los alfalfares, o con el oro de los trigales maduros. Y en el seno de este maravilloso paisaje, las casitas rústicas pintadas de blanco completan un cuadro de romántica belleza.

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Cotahuasi se encuentra a 370 km de Arequipa y a 2 684 msnm. Se hace muy agradable la impresión que el pueblo causa con sus calles estrechas bien pavimentadas, y las casa todas blanqueadas.

La iglesia matriz data del siglo XVIII; y tiene la peculiaridad, que el campanario se halla separado del resto del edificio, sólo que en este caso un cerro muy próximo al templo oficia de torre.

En el morro Chacailla está la laguna Chuquicocha. La fiesta principal es el 4 de mayo, fecha propicia para admirar el rico folklore cotahuasino.

La carretera continúa por el fondo del cañón, paralelo al río. Pronto se llega a Tomepampa, cuya iglesia colonial es notable.

Más adelante, un puente colgante sobre el río Cotahuasi conduce a Visbe y a Taurisma; pero siguiendo la carretera, se llega a ALCA donde las muchachas tienen tal fama de bellas, que es aspiración de muchos mozos comarcanos el casarse con una alqueña, y es motivo de orgullo para otros, el haberlo logrado.

Muy cerca de ALCA, se hallan los baños termales de Luicho, cuyas aguas, a 40º C, son muy apreciadas por sus virtudes terapéuticas. Se ha construido una piscina con habitaciones para uso de os bañistas, un techo voladizo cubre el ambiente; es costumbre entre los lugareños darse un nocturno, al natural y a la luz de las estrellas.

MUNGUI

Se halla a hora y media a caballo de Cotahuasi, para contemplar un fantástico paisaje.

PAMPAMARCA

Donde tejen bellísimas alfombras que han dado fama a Cotahuasi.

CATARATAS DE SIPIA

Se hallan ubicadas en el distrito de Toro a pocos kilómetros de Cotahuasi. Para llegar a este maravilloso lugar, se hace a través de una trocha, a pie o a caballo (tres horas a caballo), donde el río Cotahuasi; con todo su caudal, se precipita desde una altura de 50 metros, dando origen a un permanente arco iris que se forma en las nubes de vapor.

El esfuerzo es compensado con la belleza incomparable que nos ofrece esta zona donde rodeado de innumerables flores y vegetación exuberante, cruzando dos puentes colgantes de histórica antigüedad, la fatiga por el recorrido del agreste camino, se desvanece y se convierte en satisfacción única.

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También está la cascada de “Uscune”, sobre el río Mungui, y el cañón de “Chipito” en cuyo fondo distante aparece el río como un hilo de plata.

La visita a Cotahuasi quedaría incompleta si no probase sus exquisitos vinos, o si no se lleva una típica alfombra cotahuasina.

FIESTA PATRONAL COSTUMBRISTA

En la Provincia de La Unión, Cotahuasi, se llevan a cabo las Fiestas de los Santos patronos de los pueblos con mucha devoción y entusiasmo, pues lo pobladores esperan todo el año esta oportunidad para gozar y divertirse.

Como una manera de retribuir lo recibido, alcanzar estatus de  respeto, el devoto del santo asume el cargo para pasar la Fiesta del año entrante y e  le denomina Alferado. Esta persona prepara la fiesta religiosa e invita al pueblo comida y licor durante varios días. La familia y amigos lo ayudan ofreciéndole el “Mallque” que es una colaboración en dinero y en productos para ayudar en los gastos. Con el mismo fin explota durante el año las tierras de propiedad del santo. Generalmente trabajan todo el año para afrontar este compromiso de honor.

El torero asume la responsabilidad de organizar las corridas de toros que por lo general son de dos días, uno a su cargo y otro a cargo del pueblo. Este hace levantar su palco en la plaza de toros al igual que todo el pueblo e invita a todos los visitantes a que lo acompañen a compartir los picantes (comida típica con productos del lugar y el cuy), la chicha y vinos del lugar. Todo esto al son de la banda de “Caperos” y la Huaccra (que es una corneta hecha de cuernos de toro que emite un sonido semejante a su bramido).

Las jovencitas obsequian “Enjalmas” que se las ponen en el cuello de los toros y los jóvenes enamorado se enfrentan al toro, arriesgando sus vidas, tratando de sacarlas para demostrar valentía y conquistar a su amada.

Al finalizar la corrida el pueblo baja al ruedo y al son de la música baila el “Kirki”, mientras el ganado bravo permanece también en el ruedo, en manada, sin atacar.

DANZAS

La Huaylía

Típica danza del pueblo de Taurisma, es una adoración al Niño Jesús donde hombres y mujeres cantan para agradar a su santo patrón. Los hombres se denominan pastores y las mujeres portan palos de Quiswar adornados de lindos colores donde hombres y mujeres cantan.



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Los Villanos o danza de las Tijeras

Es una danza que la realizan por parejas haciendo contrapunto en malabares y proezas al son del arpa y el violín. Se dice que los danzantes de tijeras adoran al demonio y tienen pacto con él para no sentir dolor ni cansancio. Suelen realizar rituales al pie de las cataratas de Sipia, donde en la roca hay un rostro de Lucifer. Su protector.

EL NIÑO JESÚS DE HUAYLLURA

Es el patrono de las minas de oro del mismo nombre en el distrito de Jauría.

Cuenta la historia que los españoles hicieron aparecer en un paraje de l as alturas entre el ichu, la imagen de un pequeño niño con sus sandalias de oro y que fue encontrado por una pastora y desde esa vez lo adoptaron con su santo patrón y trabajaron los naturales con mayor empeño en la explotación del codiciado  metal.

El 6 de enero de todos los años se le festeja durante una semana, donde el pueblo con Huaylías y Ccamates, danzan incansablemente en contrapunto con otras cuadrillas.

Este niño es Paccari que quiere decir aparecido. La representación de estas costumbres se las ofrecen para difundir el folklore de La Unión, Cotahuasi, tierra olvidada por los hombres pero favorecida por Dios al dotarla de su maravillosa naturaleza donde se encuentra uno de los cañones más profundo y bello del planeta.

CUENTOS Y LEYENDAS DE COTAHUASI

COMBATE A MUERTE EN LAS DESOLADAS LAGUNAS DE HUANSO

Dejemos que nuestro estimado colega sanmarquino, el profesor Justo Aspilcueta Zanabria, nos cuente con su vena humorística, algunas vivencias, de su tierra cotahuasina, que lo viera nacer. Lo hago apresurado, por cuanto el tiempo planeado para cumplir con mis deseos, de sacar a luz este segundo trabajo, se me vence en estos días. Y no quiero quedar mal con mi conciencia y con los amigos que confían en mis sanas promesas. Pido disculpas, por algunos errores, fruto de mi ligereza y de la carencia de “afinamiento”; ya lo iré haciendo mejor en las próximas ediciones. Además me encuentro preparando exámenes para cumplir con mi trabajo de profesor, en un prestigioso colegio particular de Miraflores (Arequipa). Imagínense con ochenta años a cuestas y con una juventud, difícil de “educarla”. Es una tarea muy complicada y a su vez, enaltecedora

Me imagino que el profesor Aspilcueta escribe con el seudónimo de Diósoro, él no me lo ha dicho, pero por sus conversaciones, y por los análisis de sus escritos, deduzco y/o malicio que se trata, a todas luces de éste gentil personaje. Bueno, vamos al grano, que el tiempo apremia. Y siempre con las disculpas del caso. Gracias.

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El joven profesor Diósoro, que se iniciaba en la docencia en la estancia de Tecca, pueblito que se encuentra a unas cinco horas de caminata desde Pampamarca a la cual pertenece, la escuelita de calamina rodeada por campos de ichu, y con una pequeña casita de piedra con techo de ichu a dos aguas, como vivienda para el profesor, cuartito sin ventanas y con puerta pequeña para evitar el ingreso del frío, con aguas congeladas en épocas invernales.

Con una iglesia rodeada del panteón y un cuadrilátero cercado algo pequeño que es la plaza. Y todo el pueblo casi sin moradores, puesto que estos se encontraban en sus pastizales pastoreando sus camélidos y la mayor parte retornaba luego de varias semanas de ausencia. Sólo los niños se quedaban para ir a la escuela, y algunos moradores pobres entre los pobres que ni siquiera tenían un hato de camélidos. A lo más un par de andenes en la quebrada donde producían un poco de maíz. Y en sus huertos, apenas si producían algunas legumbres o plantas tuberosas, por el clima frío.

Diósoro de carácter impresionable, pero imbatible en su afán de profesor, un poco para salir de la monotonía y por fomentar el compañerismo entre sus alumnos, un día se propuso visitar las lagunas de Huanso, que se encontraban a tres horas de camino; muy de madrugada, consiguieron un borriquillo y le acomodaron cierta cantidad de comestibles que el gobierno proporcionaba, en ese entonces, arroz, ya los niños pondrían todo lo demás, hasta un travieso perrillo se unió a la caravana, este animalito nos distrajo el camino, en el que nos cruzaban lagartijas que los niños las llamaban “jaliuchas”, a las que el perrillo lograba cogerlas entre las fauces.

 El camino inclinado pero siempre en subida, estaba bordeado de diversas plantas, que Diósoro iba preguntando a los niños: la tola, la keñua, el lloque, huamanripa y otras muchas plantas pequeñas. El suelo arenoso y cielo de intenso azul, con copos de nubes dispersas. No avistamos ningún ser humano en largas horas de caminata. A lo lejos vimos un grupo de seis vicuñas, que se perfilaban en una lomada en el horizonte, nos observaban inmóviles.

Pasamos por una hondonada o “mojedal”, suponemos que eran pastizales para los camélidos; allí vimos una pareja de patos de cuello alargado y cuerpo corto de color blanco y manchas negras, bastante esbeltos que los llaman Huallatas, al notar nuestra presencia, se confundieron con el paisaje y por más que traté de reubicarlos no pude hacerlo, un mimetismo perfecto, que me hizo recordar a las perdices que vuelan un poco chillando y se pierden absolutamente.

En las planicies se observan unas hierbas de florcillas  blancas y pistilos amarillos, me dijeron que se llamaban “papusas”, y tenían un aroma penetrante parecido al de duraznos o fragancia de rosas. Luego vimos una pareja de aves de vuelo ligero y rasante, se llamaba “KOLE” (halcones).




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Por fin divisamos las lagunas, al centro de una gran planicie, había una pequeña llamada Yanacocha y otra la más grande separada por unos cuantos kilómetros. Llegamos a las lagunas, que se encontraban detrás de unas lomas, en sus contornos arenosos, muy pocas rocas, un paisaje desértico; encontramos aves grandes (halcones) muertas y secas, y más huesos largos posiblemente de otros animales.

Vimos vacunos en las orillas, quienes introducían el hocico dentro del agua y con la larga lengua sacaban pastos acuáticos, los que quedaban flotando en el agua y de los cuales se alimentaban.

En la otra orilla una bandada de “paniuras” (parihuanas), de cuellos y patas largas y pico grande y encorvado, con su hermoso color rojo y blanco, que inspiró a San Martín para crear nuestra bandera, allá en la playas de Pisco.
  Cataratas alto andinas de la región

En la parte fangosa y poblada de totorales estaban los auténticos patos de laguna que los del lugar los llaman “ajuiya”, que son de color negro, son nadadores y buceadores, su graznido es parecido al ladrar acompasado de un perrito, “yanahuico”, admirables voladoras de color negruzco; “jellwa” de vientre blanco y alas plomas (muy parecidas a las palomas), las alas muy grandes rematadas en puntas de color negro, pico largo, patas con tres dedos unidos por membranas y un espolón.

Aves que anidaban en los matorrales como islotes cerca de las orillas, y obtenían su alimento también debajo del agua. Todos estos habitantes lacustres se incomodaron por nuestra presencia y se retiraron a prudente distancia. Advertí a los niños no entrar a la laguna ni molestar a los animales.

Preparamos nuestros alimentos, y les propuse un partido de fútbol, a lo que los niños accedieron sin mucho entusiasmo, sin presagiar Diósoro los acontecimientos que vendrían después.

El joven maestro agotado por la responsabilidad y la fatiga, buscó un momento de descanso a la sombra de una gran roca, el clima era agradable, y había un silencio absoluto, se olvidó de los niños. Al cabo de un buen rato y juzgando que el día avanzaba y había observado el paisaje y emprender el retorno, algo intrigado, no escuchaba la algarabía de los alumnitos, tendió la mirada a la planicie donde los había dejado, y con sorpresa no los vió allí. Diósoro sorprendido y algo preocupado avanzó en dirección a la laguna y vio espantado a lo lejos que los niños habían ingresado a la laguna cerca de los totorales, y algunos se habían quedado en las orillas y ocupados en algún afán no se dieron cuenta de su profesor, Diósoro se sobrecogió de espanto, se fue corriendo hacia ellos,  gritando que salieran del agua con cuidado,  los  niños  enfangados  casi  hasta  la

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cintura, ni le escucharon a su profesor, y continuaron con su afán que era una verdadera batalla entre los patos y los alumnitos; los patos al verse atacados con piedras por los alumnos, se zambullían debajo de agua y luego emergían buscando ahogar a los niños, éstos incitado a la lucha, cogiéndose los unos con los otros a prudente distancia, seguían el combate, mientras que los niños que se habían quedado en la orillas alcanzaban las piedras para el ataque.

Diósoro desesperado, tuvo que ingresar a la laguna gritando que salieran, al escucharlo los niños apesadumbrados y obedientes abandonaron la lucha y con mucha cautela fueron saliendo uno a uno. Diósoro agradeció a Dios que no hubiera habido ningún niño ahogado. Diósoro asombrado vio que uno de los niños tenía cogido de las patas un gran pato negro muerto, Diósoro los miró sin demostrarles su admiración y agradecimiento por lo bien que sabían cuidarse. ¿Cómo lo habían sacado del interior de la laguna?, ¿cuánto tiempo de lucha hubo? Diósoro no pudo hallar respuesta a estas preguntas. De inmediato Diósoro emprendió el retorno, en el camino el niño del pato orgulloso llevaba su trofeo, y se le escuchaba preguntarle “hatiricusin (te he podido o no).

Diósoro vio que aún le quedaba bastante del día y ordenó a sus alumnitos, ir a ver los canales de derivación de la laguna para irrigar las tierras de Huaynacotas, sin haber aprendido de la lección anterior, que pudo haberles costado muy caro. En el mismo camino encontraron una bocamina que ingresaba hacia abajo y daba pavor penetrar siquiera unos metros; luego se encontraron con filtraciones de  la laguna en una quebrada, y allí quedaba aún una pared intacta muy alta, eran las famosas minas de oro de Parapa, Diósoro preguntaba a los niños, si estaban cerca del camino de retorno, a lo que esto respondían que sí; siguieron avanzando ya sin detenerse para nada, parecía que la noche se les vendría encima, en el que apenas tenían un fósforo.

 Diósoro con la preocupación, entre matorrales espinosos, rocas sobre una bajada escabrosa, algunos alumnos se despidieron del grupo, pues vivían en sus zonas de pastoreo, sólo se quedaron los que vivían en el pueblo, poco a poco se oscureció totalmente, Diósoro suplicó a sus alumnos caminaran con cuidado, a lo lejos en la oscuridad vieron una luz, sin duda era una casita de pastores, los niños dijeron que ese lugar se llamaba “Uniunya”. De pronto uno de lo alumno cayó no se sabía dónde, y gritó desesperadamente, Diósoro desesperado prendió el fósforo y una ramas secas para ver, esperando lo pero…

En nuestro número anterior (en “Vientos de mi Provincia ‘La Unión’), habíamos publicado sobre las vivencias del joven Diósoro, egresado de San Marcos, con inquietudes socialistas, y que había sido relegado a  la comarca de Tecca, allí había sabido ganarse el aprecio de los pobladores, un día organizó una expedición de estudio con sus alumnitos a las desoladas lagunas de Huanso, ya en las lagunas, el profesor se había puesto a descansar, mientras tanto los alumnitos habían ingresado a las heladas aguas entablando un feroz combate con los ajuiyas (patos de laguna), a pedradas y los patos zambulléndose para ahogar a los niños, felizmente los niños se salvaron y lograron dar muerte a un pato.

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Diósoro, incitado por los niños, visitaron los canales de desaforo de Huanso para irrigar Huaynacotas, la noche lóbrega los había sorprendido en unos parajes inhóspitos (hasta aquí quedó nuestro anterior relato). Bueno, así es la historia, interesante por supuesto.

De pronto uno de los niños gritó desesperadamente y Diósoro, atemorizado prendió un fósforo para ver que había sucedido, felizmente el niño había caído a un canal incaico en desuso, y se había clavado con algunas espinas; en la oscuridad continuaron avanzando hacia la luz que se veía algo cercana, llegaron y Diósoro vio que era una estancia de pastores que se llamaba Uniunya, el pastor un hombre maduro, apenas si nos respondió nuestro saludo, se encontraba solo, al calor del fogón y con la débil luz de un mechero, Diósoro consultó su reloj vio que eran apenas las 8 de la noche. El campesino compartió su comida, que consistía en papas y habas, los niños con una confianza casi familiar se apretujaron alrededor del campesino, los niño explicaron en quechua los motivos de su presencia. Pero en general tanto los niños como el campesino eran de muy pocas palabras. El campesino llevó a Diósoro a una habitación amplia y muy alta, acomodó su fatiga y cansancio en unos abrigadores cueros de camélidos, los niños durmieron con el pastor en la cocina al calor del fogón y con los simpáticos e inofensivos cuyes que conviven con los campesinos.

Diósoro durmió plácidamente al amanecer medio dormido, sintió en la cara el cálido aliento de un ser vivo, sobresaltado buscó con las manos y se dio cuenta que estaba rodeado de ovejas, y que lo examinaban curiosamente. Diósoro salió rápidamente y ya había amanecido totalmente, los niños lo esperaban para seguir el retorno, se despidieron del campesino y continuaron su viaje, eran planicies cubiertos de ichu, y en ciertas partes roquedales, vertientes de agua con arbustos de lloque (arbusto espinoso de tallos durísimos), y restos de antiguas casas y andenes de los inkas; al cabo de media hora llegaron a la planicie de Tecca, pueblo silencioso casi deshabitado. Diósoro despidió a los niños, y como era sábado, asumió sus tareas habituales.

Ningún padre de familia le recriminó el cierto descuido con los niños, y le siguieron mostrando el mismo afecto; el joven profesor, por su parte trató de cumplir mejor con su trabajo.

Es un sabio ejemplo de bondad y buen corazón de mi querido amigo y profesor Diósoro. En esta época de peligros por doquier, este ameno relato sobrecogedor, nos hace reflexionar, profundamente, sobre la anhelada vida civilizada, y los riesgos constantes que corremos las personas en general, en cada instante de nuestra pasajera existencia.

MUNGUI: TIENE UN CERRO QUE SE LLAMA “PATRIA”

El pueblito de Mungui productor de frutales y maíz, a un paso de Cotahuasi, de clima cálido, hospitalario y laborioso. También tiene hazañas heroicas que contar de sus antepasados.


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Corrían las vísperas de la independencia de nuestra patria, cuando los españoles y sus servidores, comandados por el feroz Carratalá (fusiló a una indefensa mujer ayacuchana, doña María Parado de Bellido). Se dirigían a Ayacucho procedentes del Cuzco, para enfrentar al ejército libertador de Bolivar, fue así que iban en plan de expoliación e intimidación; se dirigían hacia Cotahuasi, pero fueron detenidos por los heroicos cotahuasinos al mando de sus improvisados capitanes y estrategas, los Gastelú, Vera, Castañeda y muchos otros; librándose la batalla de Supaypunco (lugar infernal). Se cuenta que los valerosos defensores fundieron las campanas para hacer cañones y de esta forma defender su pueblo y su patria.

Los españoles al no poder trasponer el mal paso de Supaypuncu, optaron por otro camino y ya no pudieron ingresar a Cotahuasi, fue así que tuvieron que seguir su camino, y tenía que pasar por Mungui, más éstos ya se habían posesionado de las alturas del cerro que se encuentra al lado del Teneccacca precisamente encima del camino, cuando los españoles pasaron por dicho lugar, fueron atacados por lo valientes munguinos, quienes les arrojaron enormes rocas desde lo alto, los españoles sufrieron grandes bajas tanto de sus sicarios como de su caballería, estos al no poder subir los cerros, siguieron su camino llegando a Mungui, algunos munguinos que se habían quedado, salieron a recibir a los españoles, con una procesión y así aplacar la ira de éstos, pero  los españoles, asesinaron a estos ilusos y necios e incendiaron todo el pueblo.

Carratalá continuó su viaje para medirse en los campos de La Quinua, en Ayacucho, con el ejército libertador, allí ningún jefe español murió; se rindieron y fueron embarcados a su patria por Bolivar.

(Este hecho se encuentra en los diccionarios históricos de Mendiguri y Tauro del Pino).

Mi amigo y colega Justo Aspilcueta Zanabria, valiente defensor de su pueblo, nos dice que les consta que esta elevación (el cerro “Patria”) lleva ese nombre, pues así también figura en los planos y mapas, y los lugareños lo llaman así. Además agrega que sería bueno que se colocara una placa, en recuerdo de estos heroicos hechos, no sólo aquí sino en todos los lugares históricos de nuestra patria.


ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS DE PUYCA

Distrito al Este de la provincia, a hora y media en vehículo desde ALCA, pueblo que debe encontrarse a unos 3 200 m de altura; uno de sus hijos el ingeniero Justo Pastor Totocayo Gárate, elegido y reelegido alcalde hace unos catorce años atrás, realiza grandes obras, dicen que “todo lo grande es hecho por la juventud” (¿?). Construye la carretera venciendo rocas y abismos, compra una oruga katarpillar, una camioneta, y seguramente realizó otras obras.


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Puyca es ahora un distrito optimista, tiene buenos restaurantes y sus habitantes hospitalarios, humildes y laboriosos. Tienen un colegio secundario. ¡Cómo un solo hombre puede cambiar la historia de un pueblo!

Por los años 80 un joven becario japonés hizo estudios antropológicos de este pueblo, el joven profesor Diósoro conversó con él y tomó apuntes que ahora los publicamos, con sumo agrado:

“Estoy analizando el pastoreo de camélidos en las punas y la vida social de los habitantes; creo que no hay estudios al respecto; por eso estoy viendo y observando, lo que más me ha gustado es el sistema de economía que es muy diferente a la economía capitalista; aunque por medio de la venta de la lana de alpaca están relacionados con el mundo capitalista”.

Aunque en  la economía de la vida diaria se conserva el sistema antiguo: el trueque, sobre todo con los agricultores; por ejemplo, en la época de cosecha, todos los pastores bajan a los pueblos agrícolas con sus mejores cargueros para trasladar las cosechas, a las asas de los agriculturas, y a la vez cambian lana, charqui (carne seca), por maíz y otros productos. La relación económica entre pastores y agricultores es  muy fuerte, socialmente se traduce en el compadrazgo, es un sistema para asegurar la amistad y por consiguiente la relación económica.


FIESTA DE PUYCA

El 4 y 5 de diciembre hacen la fiesta de Santa Bárbara y San Juan; todos los cargos que se hacen son de pastores, en esa fiesta bajan con sus mejores cargueros, adornados con jakimón (bonitas cuerdas en la cabeza del animal) y pecheras y esquilas (campanas apropiadas colgadas al pescuezo) y banderas, así como cintas de colores en
                                                                                   Catarata alto andina

las orejas y resaltando el color de las llamas con pinturas muy vistosas. Así los pastores realizan la procesión bastante pomposa, acompañados de sus animales; es interesante, pues a la fiesta invitan a los agricultores de Puyca, los que acogen con mucha simpatía a los pastores y luego los ayudan con el mallki (colaboración voluntaria para sufragar los gastos de la fiesta), es lo que se conoce como ayni (colaboración mutua).

De esta manera en el mundo andino los lazos económicos son más fuertes que los lazos consanguíneos. El ayni es una costumbre de nuestros ancestros y que felizmente se sigue practicando en el Perú andino.

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PROVINCIA DE CONDESUYOS

 CHUQUIBAMBA

Chuquibamba es la capital de la Provincia de Condesuyos. Tierra llena de historia que se remonta a miles de años, según los vestigios que se encuentran a cada paso y donde quiera que uno pueda voltear la mirada. Sin embargo hasta el momento no han podido hallarse documentos que permitan alguna certera luz sobre su fundación.

Apuntes publicados hace algunos años por el maestro y poeta chuquibambino Silvio Fernández Hernani, dan cuenta que cuando los españoles conquistaron el Perú, luego se desparramaron por todo nuestro legendario territorio, y llegaron hasta Arequipa en el año de 1 535, entre ellos Pedro de Alvarado, Juan Pizarro, Juan Becerril, Hernando Ponce de León y el capitán Pedro de los Ríos. Una pare de dicha expedición se trasladó a Chuquibamba, conformada por don Diego Peralta, el capitán Pedro de los Ríos y como Jefe Pedro de Alvarado y algunos soldados que no se especifica.

La expedición española encontró ya una ciudad constituida por los naturales del lugar y la cual estaba dividida en dos parcialidades: Anansaya la que quedaba a la derecha y Uninsaya la del lado opuesto, cada una de las cuales era gobernada por un Curaca. A partir de entonces la ciudad de Chuquibamba se fue constituyendo en una de las importantes de la región y hasta 1 950, cuando llegan las vías de comunicación, su predominancia fue tan importante que se convirtió en una especie de centro de expansión comercial y cultural del sur del país.

Durante muchos años en Chuquibamba, floreció la actividad del arrieraje como en ningún otro lugar del país. Los arrieros de Chuquibambinos que criaban especialmente sus recuas de mulas, se convirtieron en el mejor medio de transporte de larga distancia entre los pueblos del sur del país e incluso llegando a Bolivia y el norte de Argentina. Los arrieros llevaban especialmente  el aguardiente del valle de Majes y los vinos de San Juan de Churunga o de Cotahuasi que por entonces tenía una gran demanda entre la población. Cuando empezaron a llegar los primeros vehículos motorizados a Chuquibamba e Iray el arrieraje había llegado a su fin para convertirse a partir de entonces sólo en una leyenda del pasado.

La idiosincrasia del poblador chuquibambino nunca ha estado mejor expresada que en las canciones de sus artistas. De este modo, Chuquibamba ha sido siempre cuna de grandes maestros de la guitarra y tras el camino trazado por “Los Errantes” y “Los Trovas” le siguieron en este derrotero más de veinte conjuntos que han logrado gravar su música en forma profesional entre ellos “Los Galanes”, “Los Amantes”, etc.

También los Chuquibambinos han sido siempre muy católicos y prueba de ello es que cuentan con más de veinte templos e igual número de festividades religiosas importantes a lo largo de todo el año.

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En forma más reciente se ha confirmado un dato geográfico por demás importante y se trata nada menos de que el valle de Chuquibamba incluyendo el distrito de Iray, es el hundimiento más grande del planeta, y que en algún tiempo fue un inmenso lago que  al desbordarse dio paso a la creación del Valle de Majes.

Condesuyos Prehispánica

Dos prehistoriadotes arequipeños, Leonidas Bernedo Málaga y José María Morante, investigaban silenciosamente en os archivos y cristalizaban excavaciones arqueológicas en las ruinas y necrópolis prehispánicas. El primero descubrió las sorprendentes ruinas de Churajón y los principales centros arqueológicos de la provincia de Condesuyos, producto de estas investigaciones científicas es su difundida obra “La Cultura Puquina”. El segundo, en 1 938 exploró detenidamente los centros prehistóricos de la provincia de Condesuyos, en 1 941 dirigió las excavaciones arqueológicas de la necrópolis de Tres Cruces.

ARCATA

Se encuentra ubicado en las cercanías del distrito de Cayarani, provincia de Condesuyos, departamento de Arequipa, a una altitud de 4 600 msnm.  Gerhard Schroeder, excavó en un abrigo rocoso de las minas de Arcata, un basural arqueológico, encontrando en los diferentes estratos culturales, importantes instrumentos líticos, como puntas de proyectil, raspadores, cuchillos y perforadores. Schroeder calificó su descubrimiento como perteneciente al Ayampitinense II y calculaba la edad de los restos prehistóricos descubiertos entre 6000 y 4 000 años Antes de Cristo. Schroeder,  en 1 957 donó a la Universidad Nacional de San Agustín la colección lítica de Arcata, y de acuerdo al inventario consta los siguientes especimenes:

1.- Un núcleo
2.- Dos hachas de mano
3.- Cinco raederas
4.- Quince raspadores de formas diversas
5.- Un cincel
6.- Dos agujas
7.- Diecisiete puntas de proyectil de diversas formas.

PINTASAYOC

En las faldas precordilleranas del nevado Coropuna a una altitud de 2 500 msnm escondida en la quebrada del mismo nombre, se encuentra la gruta de Pintasayoc. Pertenece a la comunidad de Ispacas, que a su vez corresponde al distrito de Yanaquigua, provincia de Condesuyos, departamento de Arequipa. Fue la señorita Bertha Escobar quien nos informó sobre la trascendencia de  las pinturas rupestres de Pintasayoc, cristalizándose la Investigación arqueológica en diciembre de 1976.

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Jorge Isaac Febres Cateriano


La gruta está localizada aproximadamente a 15 kilómetros dirección Oeste de Ispacas. El área comprende una angosta quebrada agreste y desafiante que lleva agua solamente en los meses de lluvias torrenciales, manteniéndose en el resto del año completamente seca. A pesar de la aridez de la zona, se puede apreciar abundante vegetación arbórea y buena cantidad de pastos naturales. La gruta en mención está a una altura de 15 metros en relación a la cuenca. Tiene tres compartimientos muy llamativos y la sección principal mide 25 metros de abertura mayor. Esta última presenta un techo plano de forma triangular de color blanquecino, y precisamente en esta roca los hombres prehistóricos de Pintasayoc plasmaron una de las expresiones más sublimes del arte prehistórico de Arequipa.

Utilizaron pues el techo de la gruta para dejarnos el testimonio de su vida mágica pletórica de un mensaje eterno y con una policromía maravillosa, a base del rojo claro, rojo ocre, rojo sangre seca, el anaranjado, el verde y el blanco. Tenemos que recalcar que los centros prehistóricos de Arte Rupestre mejor conocidos son Toquepala y Sumbay, y en los dos casos las pinturas parietales tal como su nombre lo define, están plasmadas en las paredes laterales de las grutas mencionadas, pero el caso de Pintasayoc es radicalmente diferente, pues como ya hemos adelantado las pinturas prehistóricas fueron elaboradas en el techo de la gruta, más o menos como las pinturas rupestres europeas.

Las principales escenas corresponden a la caza de camélidos sudamericanos realísticamente expresados, que constituyen auténticos documentos para la reconstrucción de la vida activa del hombre prehistórico de Pintasayoc. Los camélidos fueron plasmados con tal belleza, que todavía se puede sentir el “quelquido” de los guanacos y los gritos destemplados de los cazadores que rodean a los camélidos.

ARQUEOLOGÍA DE CHUIQUIBAMBA

En febrero de 1943, Monseñor Leonidas Bernedo Málaga, rescató 42 mantos plumarios, de los 96, que se hallaban en el interior de cuatro grandes vasijas de puro Estilo Tiahuanacoide. Precisamente estos cántaros de Cara Gollete pertenecen “en forma sumaria al Estilo Atarco, salvo algunas peculiaridades locales”. (Menzel-1868). Estos restos arqueológicos fueron hallados en el valle interandino de Churunga, afuente del río Ocoña a 125 kilómetros de la ciudad de Chuquibamba, capital de la Provincia de Condesuyos. (Bernedo Málaga-1952).
                                                                       Cerámica estilo Collagua (Valle del Colca)


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